En Rosario



Ofelia con voz propia


Una única función de Me amé, no me di cuenta (el otro camino de Ofelia) podrá verse hoy, a las 21, en el Teatro La Escalera (9 de julio 324. La obra fue escrita y dirigida por Ana Woolf, con la actuación de Laura D'Anna. "Esta es la historia de Ofelia, pero de la otra cara de Ofelia: de una Ofelia que tal vez no muera, y a la cual tal vez se le empiece a conocer mamá", adelanta la autora.
"Me interesaba la historia de Ofelia separada de su texto de "nacimiento"; separada de la historia que cuentan los otros, Hamlet, su padre, el rey, la reina, su hermano", dice Woolf sobre la elección del tema y destaca su interés por el espacio que hay entre esos relatos a través de los cuales Ofelia es narrada; las cosas no dichas y muchas veces no preguntadas ni por los creadores, ni por los lectores, ni por los actores, ni por los espectadores.
"Emilia, el segundo personaje, nació de una biografía real y de mi interés por relacionarlas con estas dos mujeres, intentando volver al original de Shakespeare, y llenar esos baches de historia, esos fragmentos no dichos de la vida de Ofelia. Así nace el tercer personaje que es la jardinera", agrega Woolf.
Se trata entonces de la historia de una mujer que contaba la historia de otra mujer a otra mujer que a su vez pasó la historia a otra mujer y así sucesivamente hasta que le llegó a ella y ella la pasará a otras mujeres, a otros hombres. Pero siempre buscando los intersticios del silencio de esas historias de mujeres tan poco contadas en primera persona.

En Pergamino






CULTURA Y ESPECTACULOS

Laura D’Anna en su retorno a Pergamino

La actriz oriunda de Manuel Ocampo y radicada en Buenos Aires desde hace muchos años, se presentará esta noche en el GAE con el espectáculo “Me amé, no me di cuenta (el otro camino de Ofelia)”, con dirección y puesta en escena de Ana Woolf.

http://www.laopinion-pergamino.com.ar/archivo/nota.asp?vernota=69419



próxima función


Viernes 25 de octubre , 22 hs  
UNICA FUNCIÓN + CHARLA DEBATE

Espacio Crearte 
escuela de teatro
www.espaciocrearte.com.ar
Tel: 20747711
Don Bosco 4124

Almagro/Caballito

FUNCIÓN DE PRIMAVERA CON “DESMONTAJE”


Viernes 20, 22 hs en CREARTE, Don Bosco 4124
Me amé, no me di cuenta
(el otro camino de Ofelia)
Textos de William Shakespeare, Teresa Arijón, Ana Woolf, Laura D´Anna.

Actriz e idea original: Laura D´Anna.

 Dirección y puesta en escena: Ana Woolf





Dramaturgia: Ana Woolf.
Asesoramiento en dramaturgia: Lucia Sander (Brasil-Universidad de Brasilia). Escenografía y diseño de luces: Fernando Díaz.
Diseño gráfico: Giorgio Zamboni.
Asistencia: Sabrina Califano y Giorgio Zamboni

Me amé, no me di cuenta”, dijo Emilia Perrone después de la revisación, el primer día en la Colonia Psiquiátrica de Oliveros. Emilia es mi tía. Una tía abuela que nunca conocí personalmente pero que siempre me dio mucha curiosidad porque mi abuela me decía que yo me parecía a ella. Aún no sé bien dónde me metí cuando fui a buscar su historia…  Lo que sí sé es que fue un buen impulso, inevitable,  juntarla con otro personaje fascinante para mí, Ofelia, con el que también tengo una larga historia… Esta obra nace en los intersticios del Hamlet de Shakespeare. Es una historia de silencio, es un cuento maravilloso, es una historia de fantasmas. Laura D’ Anna

  Me interesaba relacionar a estos dos personajes. A estas dos mujeres. Buscarles un lazo en común, un parentesco. Intentando así volver al original, a Ofelia de Shakespeare, y llenar esos baches de historia, esos fragmentos no dichos de su vida. Así nació el tercer personaje: la jardinera. Las dos mujeres se encuentran a partir de una tercera mujer, a partir de la jardinera que viene a realizar su trabajo de todos los días: trabajar la tierra –en la puesta: hacer su círculo de sal y comenzar así el tiempo del ritual, de la narración dramática. la historia de una mujer que contaba la historia de otra mujer a otra mujer que a su vez pasó la historia a otra mujer y así sucesivamente hasta que le llegó a ella y ella la pasará a otras mujeres, a otros hombres. La historia es la historia de Ofelia, de una Ofelia que tal vez no muera, y a la cual se le empiece a conocer mamá…         Ana Woolf                                    



 Este espectáculo cuenta con el apoyo de Magdalena 2a Generación  
Rer latinoamericana de mujeres en el Arte




Cuaderno de actriz I




EL HILO

por Laura D'Anna 



Buenos Aires, 24 de enero

Querida Emilia

Ya es hora de que te escriba. Vos no me conociste. Yo nací poco después de tu muerte. Soy la cuarta hija de tu querido sobrino Rodolfo, Bocho… (¿cómo lo llamaban en Santa Teresa?, ¿cómo lo llamabas vos?)

Te escribo porque estoy haciendo una obra de teatro inspirada, en parte, en tu vida. O, para ser más precisa, en tus últimos años. Oliveros.
Tal vez porque es lo primero que supe de vos, que moriste en la Colonia de Oliveros, que no podías hablar…
Ahora que sé otras cosas de tu vida, y que imagino otras más, querría escribir tu historia. Toda. Pero más adelante, porque ahora es el tiempo de estrenar esta obra en la que me acompaña Ana, la directora.

Todo empieza por mí, porque mi abuela Mari, tu hermana María Eugenia, (¿cómo la llamabas vos? ¿Mari, también?) me repetía, siempre, que yo me parecía a vos… ¡Cómo me hacés acordar a Emilia!... por qué, le preguntaba. Y ella, la mirada llena de amor: por la sonrisa, porque te gustan los niños, por el arte.


Bs. As., 25 de enero

Mi abuela Mari no me decía mucho más. O yo no preguntaba. (siempre me pasmó ser tan poco curiosa o taaaannnn discreta. O cultivar el misterio. O dejarlo para después, total todos somos inmortales!)

Algo, sin embargo, pregunté. Y crecí con estas respuestas en algún lugar de mi corazón:

Relato de mi papá. En Oliveros, cuando la iba a visitar, era él la única persona con la que ella trataba de comunicarse. No hablaba más que con gestos y sonidos guturales, desesperadamente. En Oliveros.

Relato de mi mamá. En Santa Teresa, antes de que la llevaran a Oliveros, quería hacer el amor con todos los hombres que venían a la panadería de la familia. Era la hija del panadero, como la lechuza… (Ofelia: acto IV, escena v , Ofelia se dirige a su hermano como si fuera su amante,… )
Un día, la tía Emilia, contaba mi mamá, se sentó en su banquito a contemplar al hombre que
vino a arreglar el molino. Y el banquito se fue acercando cada vez más. Cada vez más…
Ese relato alimentó mi curiosidad en forma subterránea…

Relato del médico de familia, el doctor Orlando. Locura erótica. ¿Ninfomanía?

Vuelvo a mi abuela. Cómo me hacés acordar a ella… ¿Y qué hacía Emilia, abuela? Y… de todo un poco, me respondía, pintura, … guitarra…

Relato de la familia. Tenían un gurú: Jinarajadasa -Raja para lo amigos-, que llegó a ir a Santa Teresa. Eran vegetarianos, “primitivos” -según mi papá-, creían en la reencarnación. En la casa había muchos libros de Khrishnamurti. Leí acerca de la Teosofía, y la biografía de este Raja (con el tiempo llegaría a ser presidente de la Socieda Teosófica Internacional). Me interesó lo que dice del arte, y sobre Shakespeare…


Tía Emilia, ¿leíste Hamlet alguna vez? Hay allí un personaje que se llama Ofelia, que me hace acordar mucho a vos.

Bs. As., 26 de enero
El año pasado, y ya en pleno proceso con la obra, fui en busca de más relatos.
Relato de su sobrino Gustavo. Tenía 8 años cuando murió Emilia. No me habló de su muerte, y menos de su “locura”. La muerte de sus padres había acontecido poco antes de la de Emilia. Me habló de su propia niñez, de su dicha de haber vivido en la misma casa con esa tía que le enseñaba a pintar. Que montaba obras de teatro y de danza en el pueblo (nadie nunca me había mencionado esto…) Que se vestía como quería, con sombreros de ala ancha y vestidos largos, o pantalones anchos (ya démodé o aún muy de vanguardia). Que se había ido a estudiar pintura con su hermana Adelina, las dos señoritas solas, a Rosario, en los años ’30. Pero Emilia además parece que estudió teatro con Blanca Podestá… Y ya de vuelta en el pueblo solían salir al campo con los caballetes y la valijita con las pinturas. Esperá, me dice el tío Gustavo, y se va al fondo de se casa de donde trae la valijita… Una valijita llena de óleos empezados, pinceles y trapos llenos de colores. Intocados. Allí, delante de mis ojos. Todavía olían… La valijita de Emilia.
Dato importante. Y aquí me detengo.

Ey! Tía!!! Se fueron a estudiar con Manuel Musto a Rosario??? Solas las dos hermanas artistas? Y en Saladillo, suburbio donde estaba el Swift en los años 30? ¿Quién era Manuel Musto? ¿Estudiaste teatro, también!!!??

Lunes 28 de enero de 2013
Hoy empecé a ponerle el cuerpo a los personajes. Me cuesta retomar después de un mes y medio de receso. Me mareo, me agarró mucho sueño. Trabajé una hora con el cuerpo, luego una hora revisando y corrigiendo el texto. Estudié las fotos y las poses de Emilia. Repasé la corporalidad de cada una de las tres. Y trabajé con las esculturas de Camille Claudel: LA FORTUNA, EL ABANDONO y EL VALS.

OTRO DESCUBRIMIENTO
El informe de la Colonia de Oliveros de Emilia habla de estupor catatónico. Leí sobre ese diagnóstico: hay un estupor tenso y otro blando.
“En el estupor catatónico tenso el enfermo permanece totalmente inmóvil, sentado o de pie, en una postura por lo general extravagante, como si fuese una estatua…
El blando… sin tener propiamente trastornos del lenguaje, se expresan por señas y gestos. Las crisis de agitación motora con producción de actos agresivos, al igual que en el tenso, son aquí muy frecuentes. El enfermo suele hallarse absorbido por alucinaciones auditivas y visuales.”

Alucinaciones auditivas: pajaritos?
Alucinaciones visuales: los fantasmas?


OTRO DESCUBRIMIENTO
Bachelard. El agua y los sueños.

29 de enero de 2013
Lucia Sander nos había pasado su escrito sobre el Hamlet mutante y uno de Showater, que leo recién ahora, que devoro más bien. Leo a Lucia Sander. Leo acerca de Charcot y de Augustine (y qué casualidad, el año pasado, una tal Alice Winocur hizo una película sobre ellos dos!). Leo lo de Showalter. Pero lo que más me abrió puertas es el texto de Lucia sobre Hamlet, el mutante (tiempo de verano en que una puede disponer de más tiempo para leer  -no sin culpa sin embargo, la culpa siempre a cococho de una).
Aunque sé que todo trabaja subterráneamente, es bueno hacer alguna síntesis, y, si me guío por lo que más me atrajo podré armar mi camino, mi hilo. Voy a tratar de volcarlo por escrito de alguna manera y compartirlo. Tal vez compartir estas notas sueltas.


Buenos Aires, 29 de enero

Tía Emilia,
me siento una detectiva de tu historia, una espía de tu vida. Tengo una hipótesis, pero tengo pánico de confirmarla. Quiero errar, por eso me gustan los recovecos. Por suerte en esta obra no estoy sola, estoy con Ana, que me sacude, me saca del escondite y me lanza al espacio escénico. Y por eso la obra está montada, y se va a estrenar en abril.

¿Posabas para el pintor? ¿Dónde están tus cuadros? Porque los de tu hermana Adelina los he visto. Sé que pintaste una Ultima cena, ¿dónde está?¿ Te enamoraste de él? ¿Por qué te volviste a Santa Teresa? ¿Tu padre mandó a tus hermanos a buscarte? Y él, ¿se fue a Italia,? Cuándo se murió en el 40, ¿eras aún su alumna?

Querida tía, sos yo. Yo soy vos. Ella, Ofelia, es vos. Vos sos ella.
¡Cómo me hacés acordar!

Dos formas de concebir el arte tal vez confluyeron y lucharon en tu alma: la de la Teosofía, filosofía-religión impartida por tu padre, y estimulada por la llegada de Jinarajadasa a Santa Teresa, tu pueblo, cuando eras muy jovencita. 1929?, tenía 21 años? En la foto se te ve seria, vos y Adelina, derecha e izquierda del Maestro. Qué cercanía...¿Será que el gurú los visitó a ustedes, especialmente?
El arte como imagen del mundo perfecto, dice la Teosofía.
Es curioso que Raja (¿vos también lo llamabas así?, porque ya sé que eras una irreverente confianzuda) habla también de Hamlet, de Shakespeare. ¿Leíste Hamlet?

Y después te encontraste con la otra forma de vivir el arte, la de un auténtico artista, Musto. Y no un ideal.

Lucia Sander habla de la materia oscura de Shakespeare

Y qué querías vos de la vida? Cuál era tu concepción?




           

Miércoles 30
Entrenamiento.
Averigüé lo que hay que hacer y cuándo presentar PROTEATRO y FONDO
Averigüé también por danza butoh.


Jueves 31
Mi psicólogo me habló de “la malquerida”, del complejo de castración
Definirse por lo que nos falta? Una mujer siempre se va a sentir malquerida, nunca la van a amar como ella espera?, como el padre?
¿Qué es la antipsiquitría?

Emilia y su anhelo. ¿Cuál? Montaba obras de teatro, se iba a pintar al medio del campo, tocaba la guitarra, enseñaba enseñaba enseñaba
Ponía sahumerios
Salía a caminar con sombreros, pantalones, polleras largas “démodées”. La gente del pueblo las miraba, las tenía por excéntricas, nada más?

Fumaban
Se sentaban en el suelo



Buenos Aires, 9 de febrero
Querida Emilia,
Hace años que tengo ganas de contar tu historia. Ya en 1999, en Viajeros por Shakespeare, estuviste en mi cuerpo cuando yo hacía de la sombra de Ofelia. Ya me hacías acordar a ella. En 2009 en Viajeras en busca del circo diste el nombre a mi personaje, la pequeña Emi.

Pero ya es hora de que seas más que la sombra sin voz o tan sólo un nombre recordado con cariño o dolor.

Querida tía parecida a mí, querido fantasma, te veo en el escenario


20 de febrero
5:07 am
qué suerte que pronto va a amanecer. me gusta ver amaneceres, sentir amaneceres, porque eso siento, los amaneceres se sienten. En la piel, huelen suenan. Te corren por las venas.
Todavía no empezaron los pájaros
voy a sentir el amanecer

Maravillosos los pájaros. (ah! Grabé para la obra unos pajaritos, en otros amaneceres, pajaritos que me van a ayudar a contar tu historia)

Magdalena es un tren que una toma. Maga. Sola. Con quienes se quieran subir. En el vagón viajan mujeres que aman lo que hacen, que luchan por hacerlo, que tratan de vivir según sus propias convicciones. En este tren, yo  haré mi espectáculo de Ofelia Emilia la jardinera.

¿Venís, tía Emilia?


Laura D'Anna

Cuaderno de actriz II

por Laura D' Anna

(Antes y después del estreno de Me amé, no me di cuenta (el otro camino de Ofelia))


Yo quiero seguir hablando de Emilia, ¿quién es Emilia? Es mi tía. Siempre me dio mucha curiosidad porque mi abuela me decía que yo me parecía mucho a ella. Aún no sé bien dónde me metí cuando fui a buscar su historia…  Lo que sí sé es que fue un buen impulso, inevitable,  juntarla con otro personaje fascinante para mí, Ofelia, con el que también tengo una larga historia…


marzo 2013

Vivimos desde el año 97 en una casa que vino con “fantasma” incluído. En realidad, yo me imagino que el fantasma de la pelirroja se asoma cada  tanto por la ventana del altillo, que es donde tengo mi escritorio y desde donde estoy escribiendo estas líneas ahora mismo. De esta ventana, una vez, dicen los vecinos, esa mujer quiso huir de su marido golpeador y ató una sábana para bajar y escaparse por el pasillo de la planta baja pero encontró a la muerte sobre el piso de baldosas. La sábana se desató.
Yo podría decir, imitando a mi amiga Lucia Sander, “¡Mujeres, aprendamos a  hacer buenos nudos!!!” Lucia dice, en su exquisito espectáculo Ofelia explica:“¡Mujeres, para sus hijas, clases de natación!” 

La ventana está llena de plantas. Y siempre la dejo abierta.


Ofelia, Emilia, la pelirroja de esta casa. Un altillo.
Te acordás de la loca del altillo, la esposa del protagonista de Jane Eyre?, me dijo Anita cuando yo le conté esta historia. ¿Y de la mamá de Bernarda Alba???
Dementes suicidas encerradas mudas

Hamlet, los “locos” pintores… Porque el marido de la pelirroja era pintor (discípulo de Urrutia), y terminó su vida en el Borda. Se lo llevaron de esta casa porque un día arrojó por el balcón una botella que se fue a romper al lado de un niño que pasaba. Su padre hizo la denuncia correspondiente. Dicen.

“Ingresa el 3 de enero de 1961: sonriente, con dificultad al hablar, inquieta, deambuladora.”



Quiero dedicar esta obra a mis mujeres “locas”

Y también a la mujer que una vez, en Barracas, me dio un carterazo en la cabeza. Así, sin ningún motivo.
Y también a la que me recitó un poema, en el Moyano, que decía que  los muertos no son los que están en las tumbas.
Y a Antonin, Vincent, Charlotte, Camille…


Una semana antes de estrenar

Me escapé de Rosario un domingo al mediodía, me fui en colectivo a Santa Teresa, el pueblo de Emilia y de mi abuela. Me senté en la primera ventanilla que encontré: asiento 22. El colectivo me dejó en la ruta, debía caminar dos kilómetros y empezó a llover. Una mujer detuvo su coche y me subió sin que yo haga el menor gesto. Todo me acompañaba, me llevaba. Mi ángel me dejó en la casa de la Panadería.

ReConocí la casa donde vivió (yo había ido cuando era chiquita) . La casa parecía estar  igual que hace cuarenta años. Cuando toqué la puerta el corazón me galopaba, cuando Fito abre la ventanita, enseguida me reconoce y me dice “Loca!!!!”… Rodolfito es otro de los sobrinos de Emilia, primo de mi papá.
Lo levanté de la siesta, no esperaba encontrarlo, yo creí que esa casa estaba vendida. Por suerte llevo siempre uno de mis budines infalibles y él preparó el mate. Ya sabía que yo estaba averiguando sobre Emilia, su hermano Gustavo ya le había contado (ver Cuaderno de actriz I). Nos pusimos al día con toda la familia. Y de pronto me señala, “ves ahí, en esa pieza la encerraban, cuando la sacaron de Oliveros la encerraron ahí”

“EXAMEN PSICOPATOLÓGICO (P II) Poco cuidadosa de su aseo personal, inquietud, crisis, excitación psicomotora, mirada perdida de estupor. Estereotipos (retuerce continuamente la ropa u objetos que lleva entre sus manos), debe ser retenida porque trata de salir a la fuerza del consultorio.” 

En esa puerta faltaba un vidrio, en la parte de arriba, me cuenta Fito, y ella sacaba las manos por el agujero y me llamaba:” Nene, Nene”.
Tal vez alguien haya abusado de ella, sigue Fito, se escapaba, se iba por ahí. Los tíos y las tías estaban cansados…

“Contestaciones estereotípicas taquigráficas. No tiene conciencia de enfermedad. Desorientaciones.  Estupor, al mirarse en el espejo se reconoce “esa soy yo” e indica con el índice. Inquietud psicomotora, tendencia a deambular, incontinencia sexual durante el examen. Afectividad exaltada.


También visité a Sonia (la otra sobrina). Maravilloso fue conocer su jardín: salvaje, frondoso, interminable. Variedad de rosas, margaritas, jazmines. Limonero en flor, aromos. Este jazmín del país, me dice Sonia, lo plantó Emilia…

Fuimos al cementerio y vi la tumba. Habían puesto en la misma tierra a ella con su papá, su mamá y su hermana pintora. Sobre ellos planté dos lazos de amor y una planta de la moneda. También llevamos rosas rosas y blancas. Nos acompañó el hijo de Fito, Rafael.
Sonia me contó que Emilia trabajó de peluquera mientras estudiaba teatro y pintura en Rosario en los años 30. Y dicen que hacía unos peinados impresionantes: rulos, ondas, bucles. Vivían en una pensión con su hermana Adelina, ambas discípulas del maestro Manuel Musto.

“Reacciones con llantos al preguntar por su hermana.”

También me contó que Emilia se lavaba el pelo con agua de lluvia, que bordaba sus vestidos hechos en  la tela rústica de las bolsas de harina de la Panadería.

La Panadería sigue existiendo. Antes eran especiales sus panes de harina negra con pasas y nueces. Venían de pueblos vecinos especialmente a comprarlos. Esa parte de la casa sí la alquilaron. Desde la pieza donde habían encerrado a Emilia vienen ruidos de cuadra,  sonidos inconfundibles para mí (que también me crié al lado de una panadería, aunque en otro pueblo). Hoy allí se hace pan…

“Abulia, no canaliza en actividad útil. Sueño tranquilo, se alimenta bien.

ESQUIZOFRENIA: Estupor catatónico.”

Conmovedor, el relato de Fito de la muerte de Emilia:
“Sonidos roncos salían de su pecho. No parecía su voz. Yo sabía que era grave, muy grave, lo que estaba pasando. Me dicen, corré a buscar al tío Blas. Nunca en mi vida corrí así. Cuando llegué a lo de Blas, el tío ni se inmutó, hasta me hizo esperar. Yo no entendía nada. La tía Emilia se estaba muriendo...”
Murió el 10 de agosto de 1962. A punto de cumplir 53 años.

Y Fito agregó, “parece mentira, pero una desgracia venía detrás de otra”, juro que dijo eso. Y yo me comía por dentro las ganas de citar a Gertrudis, la madre de Hamlet que para anunciar la muerte de Ofelia a su hermano Laertes, empieza “Una desgracia viene siempre pisando los talones de la otra”.
La otra desgracia, para Fito, era ni más ni menos la muerte de sus padres…

Para qué revolver el pasado?, para qué?, si eso pasó hace más de 50 años.
Porque esto viene latiendo en la sangre. 


 Antes de irme, pasé a saludar a Rodolfito. Me esperaba con nuevos mates, un retrato de Emilia pintado por su hermana Adelina y unas fotos.

Sonia (setenta y pico) y Rafael (veinte y pico) me acompañaron a tomar el colectivo de vuelta a Rosario que tuvimos que esperar hora y media en la plaza del pueblo, justo en la esquina de la Sociedad Española, donde Emilia montaba las obras de teatro que hacía. Mientras unas adolescentes tomadas del brazo (como en todas las épocas…) le hacían la pasadita al Rafael, éste nos contaba historias de aparecidos…  Y las contó muy bien, en primera persona, con suspenso… Estaba anocheciendo.

Una de las historias de Rafael era de una muchacha vestida de blanco con los pies descalzos que les pidió, a él y a sus amigos, que la llevaran a casa. Esa muchacha había fallecido al cumplir 15 años mucho tiempo atrás.
La otra historia de fantasmas transcurría a orillas del arroyo del Medio, una noche en que Rafael y sus amigos prolongaban un picnic.
Rafael  no sabía lo que me estaba regalando…





Mayo de 2013
Ya pasó el estreno (6 de abril, y Natalia Tesone se acordó que ese mismo día en 2009 estrenamos Viajeras en busca del circo!!!!). Ya pasó también  la “puta” segunda función. Les siguieron las buenas, la olvidable, la fabulosa, la tropecista, etc.

Cada vez que estoy actuando me siento feliz, feliz de haber cultivado este oficio.
Sigo buscando volverme invisible (al decir de Yoshi Oida). Creo que cuando lo logro, la gente sale hablando de un jardín, del sauce y su corteza, del libro de cuentos de la infancia, del olor a óleo, de poesía...


Ahora, en el altillo, el retrato de la tía Emilia me sonríe de reojo, y está enfrentado a la ventana, que seguirá abierta.


   
Me amé, no me di cuenta
(el otro camino de Ofelia)

Textos de William Shakespeare, Teresa Arijón, Ana Woolf, Laura D´Anna.


Actriz: Laura D´Anna.

Dirección y puesta en escena: Ana Woolf


Dramaturgia: Ana Woolf.
Asesoramiento en dramaturgia: Lucia Sander (Brasil-Universidad de Brasilia). Escenografía y diseño de luces: Fernando Díaz.
Diseño gráfico: Giorgio Zamboni.
Asistencia: Sabrina Califano y Giorgio Zamboni

Sábados de mayo y junio, 20 hs
en Querida Elena
Pi y Margall 1124, reservas al 4361-5040 o clickeá http://www.alternativateatral.com/entradas27647-me-ame-no-me-di-cuenta?o=14

Precio de la entrada: $ 50.- - Duración del espectáculo: 60 minutos



“Me amé, no me di cuenta”, dijo Emilia Perrone después de la revisación, el primer día en la Colonia Psiquiátrica de Oliveros. Emilia es mi tía. Una tía abuela que nunca conocí personalmente pero que siempre me dio mucha curiosidad porque mi abuela me decía que yo me parecía a ella. Aún no sé bien dónde me metí cuando fui a buscar su historia… Lo que sí sé es que fue un buen impulso, inevitable, juntarla con otro personaje fascinante para mí, Ofelia, con el que también tengo una larga historiaEsta obra nace en los intersticios del Hamlet de Shakespeare. Es una historia de silencio, es un cuento maravilloso, es una historia de fantasmas. Laura D’ Anna


Me interesaba relacionar a estos dos personajes. A estas dos mujeres. Buscarles un lazo en común, un parentesco. Intentando así volver al original, a Ofelia de Shakespeare, y llenar esos baches de historia, esos fragmentos no dichos de su vida. Así nació el tercer personaje: la jardinera. Las dos mujeres se encuentran a partir de una tercera mujer, a partir de la jardinera que viene a realizar su trabajo de todos los días: trabajar la tierra en la puesta: hacer su círculo de sal y comenzar así el tiempo del ritual, de la narración dramática. la historia de una mujer que contaba la historia de otra mujer a otra mujer que a su vez pasó la historia a otra mujer y así sucesivamente hasta que le llegó a ella y ella la pasará a otras mujeres, a otros hombres. La historia es la historia de Ofelia, de una Ofelia que tal vez no muera, y a la cual se le empiece a conocer mamá… Ana Woolf



Este espectáculo cuenta con el apoyo de Magdalena 2a Generación
Rer latinoamericana de mujeres en el Arte 



Dicen...



Me amé, no me di cuenta... mi  viaje (función de mayo 2013)

por Silvia Ciurca 

Atravesar las puertas de la casona de la Boca ya me había enmudecido… crei entrar en un cuento mágico, lei las palabras del programa… había comenzado mi silencio interno.
El espacio íntimo, justo,  me recibió en  un abrazo de color “rosa”, bien definido, contundente , sin estridencias y sin tibiezas.
Estalla la música y la jardinera invade el aire…
No sé como sucedió pero sentí pelotazos que rebotaban por todo mi cuerpo, la sal en el piso, la conexión con la tierra y la acción apasionada dibujaba un cuadro maravilloso, se me hacía agua la boca como cuando pinto, hasta sentía los olores de los materiales.
Las rascaditas en el árbol, las palabras encontradas, eran de una una sutileza indescriptible.
Ya era una de esas mujeres, mi cabeza todavía pensaba entre el texto, el cuerpo, el espacio..
En algún momento todo se detuvo adentro mio, sé que a partir de la escena de locura total, de desborde, ese pasar el límite, que muchas veces me sentí tentada y asomé la nariz, ciertamente para intentar entender, pero que el miedo a no volver me detuvo, desde allí hasta la escena de Ofelia y las flores, y la carta de  mamá. Ahí la obra ya me había envuelto, atrapado, se me había metido hasta las entrañas, como un bicho que vibra por dentro.
Esa fue la sensación: yo había entrado y la obra había entrado en mí al mismo tiempo.
Salí en un estado de embriaguez, conmovida, no encontraba las palabras para saludarlas, así subí al auto, volviendo a la callecitas de la Boca.
Y alli, con las llaves en la mano, no podía ubicarme en tiempo y espacio, no entendía qué día era y para dónde iba, exactamente asi!!  Lo que les trasmito es literal.
Gracias , maravilloso trabajo que -como a veces pasa, que el universo se complota-,  llegó a mí en un momento personal muy fuerte y doloroso, y fue un regalo, un profundo regalo…….
“Me amé y no me di cuenta”… aún resuena en mí


Lo agazapado y los alambres de púa (función 20/09/2013)

por Natalia Marcet
Hace poco escuché decir a alguien que lo político como temática,en el teatro,  le interesaba en tanto y en cuanto no estuviera dicho....en tanto y en cuanto estuviera ``agazapado` en el inconciente comunitario, ` y el teatro lo ayudara, en ese caso, a ponerse en escena, a dar el salto.
Ayer vi eso.Alguien que abre la boca para regar las plantas remover la tierra y desentrañar, los secretos bien guardados de esas mujeres que con pena y sin gloria, pasaron por la vida....
Alguen que abre la boca remueve la tierra que no es tierra sino sal, sal seca y en ese remover despierta asociaciones de una espectadora, que se deja llevar, se deja sorprender, reir, se deja asociar se deja abatir por s estos recuerdos que emergen a borbotones, al ver en los intersticios de esa jardinera, los bosquejos de una patria.
Si la patria de una persona es su infancia, su adolescencia, la patria de estas mujeres fue un paraíso...rodeado de allhambres de púa
Gracias por hacern@s resonar



sobre Me amé, no me di cuenta... (función 20/09/2013)
por Kanky Kozameh


Por primera vez vi el erotismo de Laura... (y yo la conozco! nos conocemos!) Lo vi en todas las gradaciones, desde lo sutil hasta lo procaz.

Sentí una vez más la universalidad del "ser femenino" que todas compartimos: la "locura", los personajes que somos o podemos ser y aún los que mantenemos escondidos.

Con respecto a la sonrisa del comienzo, no pude descifrarla. Mientras duró se me ocurrían todas las interpretaciones pero ninguna certeza!!! (me contará ella mientras tanto?)
La escuché afinada!!





VISIÓN



desde la dramaturgia y
la dirección y puesta en escena

Ana Woolf 

Me interesaba la historia de Ofelia separada de su texto de “nacimiento”. La historia de Ofelia separada de la historia que cuentan los otros, Hamlet, su padre, el rey, la reina, su hermano… Me interesaba el espacio que hay entre esos relatos a través de los cuales Ofelia es narrada. Esas cosas no dichas y muchas veces no preguntadas. Ni por los que ponemos las obras en escena ni por los lectores, ni por los actores, ni por los espectadores.
Me interesaba la historia de la locura o de alguien a quien se dice “loca” porque está accionando en un código al cual no se sabe cómo responder. Que nos des-codifica, nos des-coloca. Que dice y hace cosas muchas veces impulsada por otro uso de la razón al cual no llamaría “sin razón”. Así nació, de una biografía real, el segundo personaje: Emilia.
Me interesaba relacionar estos dos personajes. A estas dos mujeres. Buscarles un lazo en común, un parentesco. Intentando así volver al original, a Ofelia de Shakespeare, y llenar esos baches de historia, esos fragmentos no dichos de su vida. Así nació el tercer personaje: la jardinera. Las dos mujeres se encuentran a partir de una tercera mujer, a partir de la jardinera que viene a realizar su trabajo de todos los días: trabajar la tierra – en la puesta: hacer su círculo de sal y comenzar así el tiempo del ritual, de la narración dramática, de la historia de una mujer que contaba la historia de otra mujer a otra mujer que a su vez pasó la historia a otra mujer y así sucesivamente hasta que le llegó a ella y ella la pasará a un nuevo espectador, espectadora. La historia es la historia de Ofelia, de una Ofelia que tal vez no muera, y a la cual tal vez se le empiece a conocer mamá…



OFELIA NUESTRA

por Laura D' Anna

Contar el drama de Ofelia. Ofelia con su padre, su hermano, Hamlet, la reina, el rey. El sauce a orillas del río.
Sumergirse en Shakespeare para beber en él, nadar, ahogarse, salvarse. Shakespeare,  ¿esa es la cuestión? Ese es el juego.
En los intersticios de Shakespeare.

En los intersticios, esta obra.
Esta es una historia de silencio pero Ofelia está cargada de voces
Es un cuento maravilloso pero ella no es princesa ni tiene un anillo mágico.
Esta es una historia de fantasmas pero Ofelia no sabe nada de la sombra.
Ofelia no sabe nada de la sombra del rey Hamlet que se le aparece a su hijo para exigir venganza, Ofelia sabe leer los hechos y los hechos le muestran que Hamlet, su amante, mató a su papá luego del rechazo de las cartas, de los regalos, de los encuentros. Luego de la trampa “para salvarlo”. Luego del “ataque de locura” en que le vociferó a ella, su amada, que se fuera a un prostíbulo. Y ella no  pudo reaccionar. Ella no dijo nada. Ella se dejó.
Es la historia de la simulación de la locura de Hamlet pero es Ofelia la que emprende el viaje y mucho antes.
Esta es la historia de una mujer que no tiene las palabras para nombrar lo que le pasa, para nombrar el mundo, para decir su angustia pero que arroja verdades como piedras.
Es la vieja historia en que una mujer se deja convencer, por un lado, por el discurso enternecedor, el dulce abismo del padre que da buenas razones para alejarse del deseo, y por otro, por la verborragia preclara del amado, que la envuelve, la eleva y la arroja al costado del camino, como un piedra que nunca hubiera existido
Esta es la historia de una mujer encerrada en una fantasía, en la promesa que una vez le hicieron, pero libre en el árbol, el cielo, el agua, la naturaleza como madre presente.
Esta es la historia de una mujer que ama. Pero que ama.
A Ofelia se le rompe el alma, canta de pena, en la última canción.
Y ya no hay voz
Ofelia en el sauce, junto al río.
Ofelia. De agua furiosa.

Ofelia nuestra.